La ventana al mundo de Internet
nos mostró el otro día de nuevo un gran edificio de Tierra Estella que sale a
la venta y que se suma a la larga lista de palacios y monasterios que buscan
cuando no un nuevo dueño, al menos un uso o salida.
Se trata del monasterio de
Barbarin, cuya comunidad religiosa lo abandonó hace ya unos cuantos meses
dejando vacío un edificio de 1500 metros cuadrados distribuido en cuatro
plantas, porche, 14 habitaciones y 6 baños además del correspondiente jardín y
cómo no una iglesia adosada.
Las monjas del Monasterio de la
Anunciación Celeste –así se llamaba- pasaron por Barbarin sin hacer ruido.
Pertenecían a una orden fundada por la Beata María Victoria Fornani Strata en
1604 en Génova (Italia). Vivían en una estricta clausura dedicadas a la
contemplación y la penitencia. El de Barbarin era el único monasterio de la
orden en España. Llegaron en época moderna (primera mitad del siglo XX) a un
antiguo caserón del siglo XVII cedido generosamente para uso monástico. La
escasez de vocaciones, especialmente en esta orden donde apenas suman la
veintena de religiosas en todo el mundo, obligó al cierre de la casa de
Barbarin, sumando un hueco más en Tierra Estella.
El monasterio de Irache,
sometido ahora a reformas que han obligado a cambiar de escenario varias bodas
ya concertadas, sigue esperando la llegada de un parador nacional que no
encuentra línea en los presupuestos del Estado. El cercano palacio de Igúzquiza
fue quemado justo cuando una iniciativa privada ya tenía planteado un uso
hotelero con campo de golf. Para el mismo uso hotelero sigue en busca de gestor
el palacio de la Condesa de la Vega del Pozo en Dicastillo. El destino
turístico, aunque el más lógico, no parece tener mucho tirón quizá por la cierta
lejanía de las principales vías de comunicación de estos lugares.
Pero no parece ser éste de la
distancia el único motivo del poco éxito de estas iniciativas y si no miren dos
ejemplos en el centro de Estella: el monasterio de Santa Clara en el parque de
los Llanos y el antiguo juzgado del barrio monumental.
Con Santa Clara sólo coqueteó
el recurrente parador en los años de la bonanza económica y al antiguo palacio
del Ayuntamiento parece que ahora le están dando pasos más firmes para acoger
un centro jacobeo.
Unas veces la propiedad, otras
la distancia, la difícil adecuación a las exigencias de Príncipe de
Viana-Departamento de Cultura del Gobierno de Navarra y el elevado coste no ya
de adquisición –en el caso de Barbarin se vende por 250.000 €- sino el de
mantenimiento o la dudosa rentabilidad de los proyectos, hacen que estos
antiguos legados tengan un futuro complicado.
Pero no hay que desesperar
porque también tenemos ejemplos de éxito: el palacio de Galdeano, la antigua
harinera de Zaldu y el palacio de la calle Chapitel de Estella son casos de
acierto en los que no falta esfuerzo, trabajo y dedicación, valores hoy un
tanto denostados pero que no hay que perder de vista en cualquier empresa.
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