¿Ustedes se imaginan a Gerard
Piqué o a Sergio Ramos firmando camisetas y balones en Estella? Pues bien, en
el mundo de la cultura y de la literatura actual, un escritor como Juan Manuel
de Prada es lo que en el deporte estos famosos futbolistas. Y sí, De Prada
estuvo en Estella hace tres semanas para sorpresa y gusto del público
interesado. No crean que el escritor movió muchas masas, porque aunque la sala
estaba llena, como bien apunta un amigo y profesor en esta tierra prima más la
fuerza y el talento físico que el intelecto, el cual se queda para una simple
minoría.
Volviendo al tema, Juan Manual
de Prada conferenció sobre El Siglo de Oro dentro del variado programa de
actividades que organiza el Museo Gustavo de Maeztu por su 25 aniversario. Ya
saben que El Siglo de Oro fue el periodo de florecimiento del arte y la
literatura en España coincidiendo con el auge político de una nación recién
constituida y con una notable concentración de talentos.
Parece que el traer a Estella a
esta firma es mérito de la directora de un museo que este año desarrolla
talleres infantiles, jornadas de iniciación a la bibliografía y conciertos de
música. Pero siendo sinceros, nuestro interés por escuchar a De Prada, al
margen del tema de la conferencia, se centraba en oír alguna de sus
controvertidas opiniones o críticas políticas como las que suele dictar sobre
la incultura y mediocridad de la derecha española y del Presidente del Gobierno
-ahora en funciones- o las bondades de su homólogo ruso, Vladimir Putin.
El caso es que todavía nos dura
el regocijo de contemplar una sala abarrotada con no pocos ateos confesos,
republicanos declarados y otros militantes de izquierda escuchando atentamente
las bondades y la claridad del Concilio de Trento para la iglesia y para el
mundo, la espiritualidad de Santa Teresa de Jesús, la uniforme religiosidad
católica de Miguel de Cervantes, la importancia de San Justino Mártir en el
logos y en el mantenimiento de la cultura clásica europea o la renovación que
supuso Santo Tomás de Aquino en el pensamiento moderno.
De Prada tampoco defraudó al
advertir que todas las civilizaciones –lo dijo para que nos fijáramos en la
nuestra- han desaparecido a la par que las religiones sobre las que fueron
fundadas y consideró imposible construir una nueva civilización en base a una
religión inventada, como es el laicismo actual, en el cual dijo se adora a una
carta constitucional pero no se crean los vínculos estructurales entre las
personas como sí lo hace una sociedad verdaderamente creyente.
Por último, no podía faltar la
alusión a Estella y a lo que pudo ser y no fue en la historia de España, en
referencia a las guerras carlistas y a la proclamación de Don Carlos. Sin duda,
las bodas de plata de la pinacoteca estellesa ganaron enteros porque al igual
que acérrimos defensores o detractores de Piqué o Ramos, los mismos genera este
escritor y ensayista. Ojalá tengamos pronto otro evento en el Maeztu con una
firma de equipo y pensamiento rival.
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