Muchas veces las redes sociales,
e internet en general, se convierten en auténticas escombreras donde verter
todo tipo de miserias contra el prójimo. Son peores que las antiguas mesas de
taberna puesto que no se provoca una discusión o debate cara a cara y, lo que
es peor, no se disfruta al tiempo de un vino o un pacharán como era
acostumbrado. Así, recuerdo un debate sobre la conveniencia de mantener una
calle en Estella dedicada a Julio Ruiz de Alda. Su delito para no hacerlo:
haber fundado en el Teatro de la Comedia de Madrid en 1933 un partido político
de tinte fascista que, como otras siglas en su época, se convirtió en un nido
de pistoleros.
Pero vayamos al hecho y no al
relato, porque el motivo de que el callejero estellés cambiara un tramo de
“Mayor” por “Ruiz de Alda” acaba de cumplir 90 años y la publicación de la
novela “Un tango llamado Ramón Franco” ha hecho que la efeméride no pase del
todo inadvertida. En la novela leemos cómo el 10 de febrero de 1926 llegó a
Buenos Aires el avión Plus Ultra que había partido de Palos de la Frontera
(Huelva) el 22 de enero. Fue el primer vuelo que cruzó el Atlántico en un único
viaje y la hazaña se vendió como buena propaganda de la aviación española y un
logro en la época dictatorial de Miguel Primo de Rivera.
El nombre del hidroavión, “Plus
Ultra”, también rezumaba un patriotismo propio de la época. Significa más allá,
pero quiere evocar el descubrimiento de América y el recuerdo de las
inscripciones que tenían las dos columnas que franqueaban el estrecho de
Gibraltar como el fin del mundo conocido y que todavía cuelgan en el escudo
nacional.
Primo de Rivera encargó el raid
aéreo a dos oficiales del ejército, Ramón Franco y Mariano Barberán. Al
abandonar Barberán el proyecto Franco eligió al estellés Julio Ruiz de Alda
para que lo acompañara. No fue mala elección, ya que Ruiz de Alda inició su
carrera militar a los 15 años, fue número 1 de su promoción en la Academia de
Artillería de Segovia, pasó por el Regimiento de Montaña de Vitoria, participó
en la guerra de Marruecos estando destinado en Tetuán y obtuvo el título de
piloto en la Escuela aérea de Getafe.
Recibidos en Argentina como
héroes, Carlos Gardel les compuso el tango “El vuelo del águila”, ahora
novelado. Ya de vuelta a España, esta vez en barco, los tripulantes llegaron a
Sevilla el 5 de abril donde les esperaba el rey Alfonso XIII.
No fue hasta el día 22 cuando
Julio Ruiz de Alda fue recibido en Estella, en el portal de San Nicolás, con
banda de música, gigantes, cabezudos y autoridades. Dos días completos de
fiesta para celebrar la hazaña con dianas, encierros, partidos de pelota, cena
y baile en el Casino.
Cuando las autoridades
acudieron a la casa de Julio para entregarle el título de Hijo Predilecto de la
ciudad y descubrir la placa que recuerda la gesta, la población se agolpó
delante del palacio dieciochesco para escuchar a su paisano. Entonces, Julio
Ruiz de Alda salió al balcón y con sorprendente displicencia pronunció cinco
palabras: los pájaros no hablan; vuelan.
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