Adiós a Santa María de las viñas 23/03/2018


Nos toca vivir tiempos decadentes. Estamos en una época donde gestionar el inmenso patrimonio del pasado es una losa muy pesada para instituciones y personas. La falta de uso, el cambio de costumbres, la falta de fe, la poca sensibilidad cultural y sobre todo el elevado coste económico, hacen que veamos el derrumbe de edificios históricos. Los que quedan en pie son un quebradero de cabeza para los gestores. Esta vez le ha tocado el turno a Santa María de las viñas, en Arróniz. Se acaba de aprobar el proyecto para su demolición.

Santa María de las viñas es el origen de Arróniz. Las primeras noticias históricas que tenemos de Arróniz son de la existencia de un monasterio dedicado a Santa María de la Asunción y esta ermita es lo que queda de aquel antiguo monasterio. Fortún de Arróniz entregó este monasterio al de Irache y a su abad, Veremundo, en el lejano año 1056. Parece que Fortún de Arróniz y un tío suyo lo habían comprado al rey Sancho el de Peñalén y al obispo de Pamplona Juan II.
La ermita de las viñas está situada a menos de una hora del pueblo, en el camino de Valaseca hacia Los Arcos, sobre una elevación del terreno. Como se puede ver en la puerta de acceso a la ermita, la actual construcción data del año 1712. También puede leerse que el edificio se arregló en el año 1911. Pero después de esta restauración de 1911, el edificio entró en abandono y su culto se perdió a mediados del siglo pasado.
El lugar donde se encuentra esta ermita es interesante por la abundante cerámica de época romana hallada. También la propia ermita conserva una piedra con inscripciones romanas y es que no podemos obviar la importante romanización de esos términos (Villa de las Musas, presa y puentes romanos, aras, etc.).
Uno de los elementos más valiosos de la ermita era la imagen de su titular, la Virgen de las Viñas, que lleva años en paradero desconocido y se suma a la larga lista de pillaje patrimonial que nos trajeron los tiempos modernos y avanzados.
El Catálogo Monumental de Navarra describía la ermita como sencilla construcción, de planta rectangular sin crucero diferenciado, con tres tramos y un cuarto de cabecera y cubierta de maderas excepto la capilla mayor que tenía bóveda de cañón. Desde la redacción del catálogo allá por 1980 hasta hoy, la ermita ha sufrido un derrumbe en la cabecera y una serie de patologías estructurales la han dejado al borde del colapso y en estado de ruina. Ahora, una descatalogación permitirá una demolición controlada que evite riesgos y consolide los muros exteriores así como el dintel de la puerta sur y otras piedras con inscripciones.
No es una buena noticia para Arróniz, sin duda, pero tampoco nos echemos las manos a la cabeza ya que hay antecedentes de este tipo. Son muchas las revisiones de ermitas que hacía la diócesis y se ordenaba demoler decenas de ellas puesto que eran guetos de bandidos y refugio de falsos ermitaños. En este caso, las piedras de Santa María de las viñas son -además del testimonio de un rico pasado y un peligro para curiosos y visitantes- una demostración de que generaciones pasadas con pocos recursos levantaron edificios que hoy nosotros, con muchos más medios, nos dedicamos a derribar.

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