Resulta indiscutible para los
que miran la historia lejana con la perspectiva y no poca carga ideológica
actual –es común hacerlo llenos de prejuicios- el pasado vascón de Navarra.
Pero los límites de aquel pueblo prerromano no coincidían en absoluto con
nuestras mugas actuales y si no fíjense en el caso de Viana.
Hace unos meses, durante una
visita a los fondos arqueológicos del Gobierno de Navarra, solicitamos del guía
alguna pieza de Tierra Estella que por su valor o historia mereciera la pena
contemplar. El arqueólogo no dudó un instante y fue a buscar un precioso
catavinos encontrado en su día por Juan Cruz Labeaga en el término de La
Custodia (Viana). Se trata de una pieza de lujo, de cerámica romana con forma
de campana pero que imita a la cerámica griega. La copa llegó hace más de dos
mil años a Viana desde el sur de Italia, seguramente traída por un rico soldado
romano de los que participaban en las guerras civiles entre Pompeyo y Sertorio
que asolaron el imperio en los años 72 - 82 a. C. Fue en una de esas contiendas
cuando la ciudad de La Custodia quedó destruida en un incendio por Sertorio,
destacado político y militar romano destinado en Hispania y dominador de todo
el alto Ebro. El mismo arqueólogo nos relató que esta antigua ciudad
celtibérica fue capital de los Berones, enemigos de Sertorio y su ejército.
Los berones fueron un pueblo
indígena prerromano cuyo límite geográfico con los vascones, autrigones,
caristios y várdulos es impreciso pero que ocupaba un gran territorio en la
depresión del Ebro. La capital de este pueblo, La Custodia o Varia, estaba
defendida por un castro ubicado en el cercano Monte Cantabria. La descripción
de los berones que hicieron los historiadores romanos, decía que su identidad
era explícitamente celtíbera, destacando el carácter céltico, de mucha bravura
pero con posterior fidelidad a Roma de sus guerreros. Los berones, como casi
todos sus vecinos del valle del Ebro, poseían un grado de organización elevado.
Partían de una organización tribal y de vínculos familiares, pero después
predominaban las ciudades-estado con alto grado de autonomía. Su identidad
lingüística, sociopolítica y cultural estaba bien integrada en la llamada
“Iberia céltica”. Numerosas investigaciones y fuentes concluyen que no fueron
un ámbito marginal del mundo céltico sino uno de los territorios más
desarrollados y dinámicos de la Antigüedad.
Tras las guerras sertorianas
parece que se mantuvieron algunas de las poblaciones beronas con su cultura,
debido a una romanización tardía. Y cerca de esta urbe principal de La
Custodia, los romanos fundaron después Vareia (actual Varea) hasta donde
hicieron el Ebro navegable. Parece
casualidad que la vid que introdujeron los romanos en la península, y que la
adoptaron los pueblos invadidos como los berones, esté cubriendo después de dos
mil años la capital de aquel pueblo precursor de La Rioja y que una antigua
copa de vino sea el elemento más valioso rescatado de un yacimiento por
descubrir conservado intacto gracias a aquel incendio provocado por Sertorio.
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