Jimeno Jurío y Estella 27/11/2015


No puede entenderse la trayectoria personal y creativa de José Mª Jimeno Jurío (Artajona 1927-Pamplona 2002) sin Estella. Ahora que el Gobierno de Navarra le acaba de conceder la Medalla de Oro a título póstumo y que será entregada a su familia el próximo día 3 de diciembre, recordamos los estrechos vínculos del historiador con la merindad estellesa.

La figura de Jimeno Jurío es del todo polifacética. A los 19 años ya obtuvo el título de maestro y como tal ejerció en Noáin y Lerga. Después ingresó en el Seminario de Pamplona y se ordenó sacerdote con 29 años, en 1956.

Su nombramiento como párroco de Bearin le hizo entrar en contacto con la cercana Estella, al ejercer al mismo tiempo su profesión de maestro en el recién abierto Colegio del Puy. En Estella Jimeno Jurío desarrolló sus inquietudes jacobeas. Ya había estado en Santiago en 1948 en una peregrinación de jóvenes y en el Jubileo de 1954. Así, de la pionera Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Estella y animados por su presidente y secretario del Ayuntamiento, Francisco Beruete, partió Jimeno Jurío en la famosa peregrinación de 1963 junto a Antonio Roa y Jaime Eguaras. Fue un Jimeno Jurío con mermada salud la clave del éxito de aquella peregrinación para la que no solo hizo el itinerario, sino que puso la garantía de futuro para otras marchas. La peregrinación de 1963 marcó el devenir de aquellos tres protagonistas, pero también del Camino en los tiempos modernos.

En 1970 José Mª Jimeno decide dejar el sacerdocio y secularizarse. Esta decisión no fue fácil sino que se produjo tras un periodo de profunda reflexión que tuvo como escenario Estella. Francisco Beruete, hombre generoso y abierto, le cedió su casa y finca de Galdarrain para que tranquilo y alejado del mundanal ruido, en el paraje donde el Ega y el Urederra unen sus aguas, pudiera discernir su futuro.

Después, como investigador incansable están sus libros de toponimia navarra, una monumental obra de 60 tomos. En esta labor investigadora publicó artículos sobre el libro Rubro de Iranzu –de lo poco que se salvó en el incendio del convento de San Francisco de Estella en 1813 y que ahora se conserva en el Archivo Histórico Nacional de Madrid- y sobre las escuelas de primeras letras de Estella o Estudio de Gramática.

Son valiosos para los amantes del folklore estellés, los artículos de Jimeno Jurío en la revista Dantzariak sobre Directores y Maestros de Danzas en Estella. Recoge una nómina de personajes que dirigieron las actuaciones en los siglos XVI y XVII, así como de los gaiteros que también actuaban por encargo y a costa de las arcas municipales en las fiestas del Corpus, del 30 de noviembre y de agosto en esos mismos siglos.

La obra más importante sobre la ciudad del Ega además de un libro de censos fue Estella y sus calles (1997) donde hace un recorrido por los nombres y la historia de cada rincón. Unas calles que le vieron pasar como profesor, sacerdote, peregrino, investigador y al que ahora se le ha distinguido merecidamente con el máximo galardón de su tierra.
 

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