Hace unos días recibí puntual –como cada seis meses- la
llamada de la coordinadora de voluntarios para la recogida del Banco de
Alimentos en la zona de Estella que tiene lugar este fin de semana. En personas
como ella reside el mérito de haber extendido este tipo de solidaridad en
Tierra Estella.
Los movimientos
sociales, políticos o de cualquier otro tipo –también las modas- siempre tienen
su origen en las grandes ciudades para llegar más tarde al mundo rural o a las
pequeñas urbes. Así, un círculo reducido de familia y amistades que soportaron
al principio el peso de todo este trabajo, se ha convertido al cabo de pocos
años en una amplia red de ayuda social.
El éxito de esta
movilización con el Banco de Alimentos reside en que es un hecho tangible,
visible y cómodo, puesto que no requiere más que un pequeño gesto en la rutina
de hacer la compra. Por cierto, los supermercados son los primeros beneficiados
de este sistema aunque alguna firma haya tenido en ocasiones el honroso detalle
de dar la misma cantidad recogida para el Banco y al menos reducir el lucro con
las necesidades del prójimo. Tras varias recogidas, contemplamos satisfechos
cómo ha calado una conciencia de auxilio a la gente cercana que tiene
dificultades para alimentarse, atender otras necesidades de la familia o pagar
los gastos básicos de la casa.
Sin embargo, no
hay un sistema perfecto y esta cadena solidaria que funciona de manera justa y
eficaz con voluntarios, empresas e instituciones en su planificación, recogida,
clasificación y custodia tiene el eslabón débil en el reparto a los
necesitados.
Recientemente
hemos leído una nota de Cáritas en la que comunica su retirada de este reparto.
Según la nueva normativa europea, la valoración de la necesidad de alimentos lo
marcará el Servicio Social de base y aunque Cáritas siempre está abierta a
colaborar con la Administración, no está dispuesta a perder su identidad y
quiere poder decidir quienes son los destinatarios de su acción. La exigencia
de que cada unidad de reparto esté legalmente constituida, registrada y con
estatutos, excede en mucho la capacidad de la mayoría de las Cáritas
parroquiales. Parece que el Fondo Social Europeo se centra con un excesivo
control burocrático en el reparto de alimentos y no en las personas. Por eso
Cáritas se retira para trabajar sólo en el acompañamiento a la persona y en la
mejora de sus derechos como ciudadanos.
Estas dudas no
deben ser excusa para no colaborar y hoy y mañana volveremos a invitar a los
pacientes consumidores a que nos ayuden. Desde esa perspectiva, y uno que está
poco habituado a la actividad de comprar en los híper, no dejo de sorprenderme
con la ruta que muchas personas hacen en un mismo día por los diferentes
supermercados como si de un chiquiteo frenético se tratase.
Y al hacer
cuenta de los supermercados de Estella, los carros llenos y los poblados
estantes, entiendo lo que Unamuno dijo en unos grandes almacenes: ¡Hay que ver
la cantidad de cosas… Que no necesito!
No hay comentarios:
Publicar un comentario