La gran recogida 31/05/15


Hace unos días recibí puntual –como cada seis meses- la llamada de la coordinadora de voluntarios para la recogida del Banco de Alimentos en la zona de Estella que tiene lugar este fin de semana. En personas como ella reside el mérito de haber extendido este tipo de solidaridad en Tierra Estella.

    Los movimientos sociales, políticos o de cualquier otro tipo –también las modas- siempre tienen su origen en las grandes ciudades para llegar más tarde al mundo rural o a las pequeñas urbes. Así, un círculo reducido de familia y amistades que soportaron al principio el peso de todo este trabajo, se ha convertido al cabo de pocos años en una amplia red de ayuda social.
    El éxito de esta movilización con el Banco de Alimentos reside en que es un hecho tangible, visible y cómodo, puesto que no requiere más que un pequeño gesto en la rutina de hacer la compra. Por cierto, los supermercados son los primeros beneficiados de este sistema aunque alguna firma haya tenido en ocasiones el honroso detalle de dar la misma cantidad recogida para el Banco y al menos reducir el lucro con las necesidades del prójimo. Tras varias recogidas, contemplamos satisfechos cómo ha calado una conciencia de auxilio a la gente cercana que tiene dificultades para alimentarse, atender otras necesidades de la familia o pagar los gastos básicos de la casa.
    Sin embargo, no hay un sistema perfecto y esta cadena solidaria que funciona de manera justa y eficaz con voluntarios, empresas e instituciones en su planificación, recogida, clasificación y custodia tiene el eslabón débil en el reparto a los necesitados. 
    Recientemente hemos leído una nota de Cáritas en la que comunica su retirada de este reparto. Según la nueva normativa europea, la valoración de la necesidad de alimentos lo marcará el Servicio Social de base y aunque Cáritas siempre está abierta a colaborar con la Administración, no está dispuesta a perder su identidad y quiere poder decidir quienes son los destinatarios de su acción. La exigencia de que cada unidad de reparto esté legalmente constituida, registrada y con estatutos, excede en mucho la capacidad de la mayoría de las Cáritas parroquiales. Parece que el Fondo Social Europeo se centra con un excesivo control burocrático en el reparto de alimentos y no en las personas. Por eso Cáritas se retira para trabajar sólo en el acompañamiento a la persona y en la mejora de sus derechos como ciudadanos.
    Estas dudas no deben ser excusa para no colaborar y hoy y mañana volveremos a invitar a los pacientes consumidores a que nos ayuden. Desde esa perspectiva, y uno que está poco habituado a la actividad de comprar en los híper, no dejo de sorprenderme con la ruta que muchas personas hacen en un mismo día por los diferentes supermercados como si de un chiquiteo frenético se tratase.
    Y al hacer cuenta de los supermercados de Estella, los carros llenos y los poblados estantes, entiendo lo que Unamuno dijo en unos grandes almacenes: ¡Hay que ver la cantidad de cosas… Que no necesito!

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