Zúñiga, un día cualquiera del
año pasado. En lo que pudo ser un zafarrancho de limpieza de una casa con
viejos objetos y papeles, hay uno de mejor factura, antiguo y bien conservado.
A pesar de los años está impreso, poco habitual para ser una escritura o
testamento. En la última página una anotación amanuense de 1789 sobre Antonio
Asarta, originario de Narcué.
La casualidad ha hecho que 225
años después, un descendiente homónimo de Antonio Asarta haya rescatado el
documento de hidalguía colectiva del valle de Lana, fuera del mismo, en Zúñiga,
donde la sentencia tenía precisamente más valor por las ventajas que en cuanto
a exenciones fiscales suponía ser hidalgo.
El caso de la hidalguía para
todos los vecinos del valle de Lana es excepcional en Tierra Estella, y también
en Navarra fuera de los valles pirenaicos. La de Baztán es de las más antiguas
y aunque no se conserva el documento original hay una confirmación del año
1441. La de Roncal se perdió en el incendio de Isaba de 1427 pero la
confirmaron en 1527. También gozaron de hidalguía colectiva los valles de
Larraun (1397) Aézcoa (1462) y Salazar (1469).
En el valle de Lana la
hidalguía se asentó en los libros en 1665, aunque el documento encontrado en
Zúñiga cita que el valle gozaba de muchos privilegios particulares y especiales
por concesión antiquísima de los Reyes. El privilegio señalaba el escudo de
armas colectivo que podían usar todas las casas del valle y allí a cuantos
pueblos y lugares fueran los varones descendientes del mismo. Por ello
lucharon, por ejemplo, Tomás y Andrés de Miguel y sus hijos, vecinos de Sesma,
a los que se les acusaba de, siendo hombres llanos, poner escudos y divisas en
los frontispicios de sus casas, a lo que alegaron que eran nobles por descender
de Gastiáin (Lana). El mismo reconocimiento lograron en Legaria Francisco
Fernández, Fausto Mansoa y Juan Antonio Mendaza y lo propio hizo en Aranarache
Juan Antonio Fernández. Pero para caso curioso uno en Urbiola, en el que Diego
de San Martín fue inscrito en el estado de Labradores y no en el de Hidalgos.
Para demostrar el error de posición en el que le habían colocado, éste Diego de
San Martín oriundo de Ganuza, se pudo remontar y demostró que su tatarabuelo
era natural de Ulíbarri (Lana). Pero no se quedó ahí, sino que adujo que el
segundo abuelo de su padre también era de Ulíbarri y por si quedaba alguna
duda, el tercero era de Viloria, también del mismo valle. Y es que entonces,
como ahora, la gente hacía cualquier cosa como encontrar sus más remotos
antepasados para no pagar impuestos.
Además de la excepción de la
hidalguía de Lana en un valle tan meridional, otra singularidad que honra al
protagonista de este hallazgo de Zúñiga es haber donado el documento al Archivo
General de Navarra. Por este gesto generoso y ejemplarizante, el Gobierno ha
concedido a Antonio Asarta Murguiondo un merecido reconocimiento público.
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