La hidalguía del Valle de Lana 10/04/15


Zúñiga, un día cualquiera del año pasado. En lo que pudo ser un zafarrancho de limpieza de una casa con viejos objetos y papeles, hay uno de mejor factura, antiguo y bien conservado. A pesar de los años está impreso, poco habitual para ser una escritura o testamento. En la última página una anotación amanuense de 1789 sobre Antonio Asarta, originario de Narcué.

La casualidad ha hecho que 225 años después, un descendiente homónimo de Antonio Asarta haya rescatado el documento de hidalguía colectiva del valle de Lana, fuera del mismo, en Zúñiga, donde la sentencia tenía precisamente más valor por las ventajas que en cuanto a exenciones fiscales suponía ser hidalgo.
El caso de la hidalguía para todos los vecinos del valle de Lana es excepcional en Tierra Estella, y también en Navarra fuera de los valles pirenaicos. La de Baztán es de las más antiguas y aunque no se conserva el documento original hay una confirmación del año 1441. La de Roncal se perdió en el incendio de Isaba de 1427 pero la confirmaron en 1527. También gozaron de hidalguía colectiva los valles de Larraun (1397) Aézcoa (1462) y Salazar (1469).
En el valle de Lana la hidalguía se asentó en los libros en 1665, aunque el documento encontrado en Zúñiga cita que el valle gozaba de muchos privilegios particulares y especiales por concesión antiquísima de los Reyes. El privilegio señalaba el escudo de armas colectivo que podían usar todas las casas del valle y allí a cuantos pueblos y lugares fueran los varones descendientes del mismo. Por ello lucharon, por ejemplo, Tomás y Andrés de Miguel y sus hijos, vecinos de Sesma, a los que se les acusaba de, siendo hombres llanos, poner escudos y divisas en los frontispicios de sus casas, a lo que alegaron que eran nobles por descender de Gastiáin (Lana). El mismo reconocimiento lograron en Legaria Francisco Fernández, Fausto Mansoa y Juan Antonio Mendaza y lo propio hizo en Aranarache Juan Antonio Fernández. Pero para caso curioso uno en Urbiola, en el que Diego de San Martín fue inscrito en el estado de Labradores y no en el de Hidalgos. Para demostrar el error de posición en el que le habían colocado, éste Diego de San Martín oriundo de Ganuza, se pudo remontar y demostró que su tatarabuelo era natural de Ulíbarri (Lana). Pero no se quedó ahí, sino que adujo que el segundo abuelo de su padre también era de Ulíbarri y por si quedaba alguna duda, el tercero era de Viloria, también del mismo valle. Y es que entonces, como ahora, la gente hacía cualquier cosa como encontrar sus más remotos antepasados para no pagar impuestos.
Además de la excepción de la hidalguía de Lana en un valle tan meridional, otra singularidad que honra al protagonista de este hallazgo de Zúñiga es haber donado el documento al Archivo General de Navarra. Por este gesto generoso y ejemplarizante, el Gobierno ha concedido a Antonio Asarta Murguiondo un merecido reconocimiento público.

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