Una pareja de Barcelona quiso conocer durante sus últimas
vacaciones de Semana Santa el Nacedero del río Urederra. Para su sorpresa
inicial, convertida después en decepción muy cercana a la indignación, ese
estado de ánimo tan habitual en nuestros tiempos, no pudieron acceder al Parque
Natural porque el número de visitas había quedado restringido. Era su primer
plan en Tierra Estella, no pudieron realizarlo y eso fue lo que transmitieron a
quienes les preguntaron por sus vacaciones.
De unos años a esta parte, el Nacedero del
Urederra se ha convertido en el lugar más visitado de Urbasa y de la merindad.
La promoción, pero sobre todo el boca a boca, han hecho del Urederra un
fenómeno de masas que ya resulta imparable. La masificación de este punto del
Parque Natural de Urbasa tiene sus lógicos inconvenientes para los vecinos de
Baquedano y un riesgo ecológico evidente. Sabemos de otros casos similares en
los que se ha preferido “sacrificar” un lugar concreto para preservar el resto
de las reservas naturales, como es el caso de Covadonga, la ruta del río Cares
y el funicular de Fuente Dé donde, a costa de estos tres lugares, protegen el
resto del Parque Nacional de los Picos de Europa.
En el Nacedero
del Urederra la masificación se quiere evitar limitando el pase, y ahí es donde
corremos el riego de caer en el error. Por una parte se van a generar buen
número de visitas frustradas a Tierra Estella, el peor boca a boca que existe.
Por otra el turista buscará alternativas en el resto del Parque Natural, de más
fácil acceso, y tampoco habremos solucionado el atasco de Baquedano que en la
última Semana Santa, incluso con las visitas limitadas, continuaba igual o
incluso se había agravado.
Está claro que
lo fácil es prohibir, pero quizás deberíamos buscar soluciones más imaginativas
que ya están dando muy buenos resultados en otros puntos de masificación
turística, como son los autobuses lanzadera que desde un lugar concreto –aunque
sea a varios kilómetros- acercan al turista sin límite de personas hasta las
reservas naturales. Por ejemplo, en los Lagos de Covadonga donde era muy
llamativo desde el punto de vista ecológico el poder aparcar nuestro coche en
la misma orilla de uno de los pocos lagos de origen glaciar de la península ibérica,
ahora nos acercan en autocar. También en el mont Saint Michel hasta hace poco
tiempo se aparcaba en medio del estuario del río Couesnon, en Normandía. Hoy,
sin embargo, en este turístico enclave francés se ha acometido un proyecto de
restauración ambiental que hace obligatorio el uso del transporte público como
medio de llegada a esta impresionante abadía, sin ninguna pérdida de
visitantes.
Lo implantado en
estos casos nos puede servir de ayuda para reducir la contaminación, evitar
atascos, controlar a la perfección el horario y la estancia de visitantes en
este punto del Parque Natural de Urbasa, y sobre todo no provocar visitas
frustradas que espantan a los potenciales visitantes de Tierra Estella. Todo lo
contrario: dar facilidades para que la estancia sea más satisfactoria, quieran
repetir y su recomendación sea positiva para seguir sumando turistas en Tierra
Estella.
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