Por todos es conocido que al terminar la primera Guerra Carlista,
en 1839, se aplicó en Navarra el decreto desamortizador de
Mendizábal y monjes como los de Irache tuvieron que abandonar el
monasterio. Pero, ¿cuál fue el destino de aquellos hombres
obligados a dejar su casa? ¿Qué modo de vida les esperaba fuera de
los muros de la abadía?
En el caso de Irache, una vez disuelta la comunidad, varios monjes
se refugiaron en el cercano Ayegui, como fue el caso de Manuel
García. Había sido lego de la antigua comunidad; después cillero
(encargado de la despensa); mas tarde se ordenó, estudió en la
Universidad del monasterio y después, a pesar de los hábitos, fue
voluntario de don Carlos en la guerra donde le dejaron tuerto del ojo
derecho. Tras el cierre de la abadía quedó como vicario de Ayegui.
A él y a su encendido celo en la defensa del abandonado monasterio,
para lo cual no dudó en volver a empuñar las armas, le debemos
–creo que todavía le espera un reconocimiento oficial- la
conservación de los edificios, la salvación del expolio de su rica
biblioteca y el posterior uso del monasterio como hospital.
Otros monjes de Irache buscaron la serena protección de la
parroquia de Dicastillo donde fueron bien acogidos, ya que les
conocían por las antiguas posesiones que tenían en esta villa. Lo
que no podían imaginar aquellos frailes es que al poco de llegar a
Dicastillo, el 15 de octubre de 1839 el pueblo iba a ser saqueado y
su iglesia incendiada y reducido a cenizas todo su mobiliario en el
último acto de la guerra. Aquella pira fue el motivo por el que, con
el permiso de la autoridad, los efectos del monasterio desamortizado
fueran cedidos a la parroquia de Dicastillo para vestir sus
destrozadas naves. Y así, en 1843, junto con cinco retablos y varios
ornamentos llegó también la joya del monasterio, la Virgen de
Irache, para regocijo de los vecinos y de los ex-monjes que ya se
sintieron como en su propia casa.
Desde entonces, devotos de la Virgen de Irache visitan en
Dicastillo esta valiosa imagen, una de las mejores tallas marianas
románicas de Europa. No es exageración porque el trabajo en plata
es impresionante. En la parte trasera destaca el manto con un bello
nudo que cae sobre la espalda a modo de coleta. Para contemplar esto,
la imagen está preparada con un curioso mecanismo giratorio.
Cuando los escolapios se hicieron cargo y vivieron en el
monasterio de Irache (1877-1982), instauraron una romería o visita
oficial a la Virgen en Dicastillo y cada año cruzaban los riscos de
Montejurra el último domingo de mayo. El próximo domingo 25 de mayo
los Amigos de Irache evocarán aquel recorrido y por senderos
floridos que recorrieron antaño monjes exclaustrados, estudiantes
escolapios, devotos de Ayegui o amigos del arte, llegarán a
Dicastillo, harán una ofrenda a la Virgen y escucharán la jota que
los vecinos dedican a la famosa y legendaria talla de Irache: “No
te enfades Virgencica cuando a la de Nievas rezo. Cuando llegaste de
Irache, ella ya estaba en mi pueblo”.
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