Año Taurino 28/02/14

El próximo fin de semana comienza en Villatuerta la temporada taurina de Tierra Estella. Durante meses se irán sucediendo variados espectáculos, hasta que en octubre el toro con soga de Lodosa ponga el broche final a un 2014 que parece va a ser un año especialmente taurino.

Los aficionados no podemos sino celebrar la pretendida declaración de fiesta de interés turístico para el toro ensogado de Lodosa: lo merece por lo que tiene de espectáculo, historia, tradición y fenómeno sociológico. Porque ya en el siglo XII había normas en muchos pueblos de la ribera del Ebro para correr los toros con soga. En Lodosa, en 1854, en los capítulos de la cofradía de las Angustias se da cuenta que después de la procesión y misa de la patrona (13 de septiembre), “se correrá un toro bravo sujeto por una soga, para que libremente recorra las calles que desease de la localidad. Luego tendrá posteriores salidas los demás días de fiestas, así como los domingos y festivos hasta el día de Nuestra Señora del Pilar, cuando será sacrificado”.

Volviendo al presente, también fue positivo el interés que suscitaron las pasadas elecciones en el Club Taurino de Estella, con dos candidaturas –algo inédito- que arrojaron un aumento de la participación y una renovación de la junta. No sabemos si este interés y nuevo entusiasmo será suficiente para frenar la debacle en el número de espectadores que arrastra la feria estellesa. De momento, el nuevo presidente del club ha dado en el clavo al afirmar que se debería hacer una revisión a la baja en el precio de las entradas para facilitar la asistencia del público joven.

El nuevo concurso para la gestión de la vetusta plaza de Toros de Estella, que también se anuncia para este año, es otra de las novedades que pueden variar los carteles de la feria hacia otro tipo de festejos. Quizá ya esté amortizada la becerrada porque aun considerándome taurino y muy favorable a las corridas de toros, si por algo no me gustan algunos festejos como éste o como el Toro de la Vega de Tordesillas, no es por el mero sufrimiento animal, sino por lo que supone de poco edificante para el espectador, el disfrute con el maltrato vallisoletano o con las penurias del prójimo en la plaza de Estella.
 
Pero aún falta mucho para la feria y para las curiosas tradiciones taurinas de la Merindad, como es el anuncio de los carteles de Estella en lo alto de Montejurra. Al menos desde el siglo XVI, es esta cima el escenario para echar el bando, y lo es al natural, sin necesidad de corneta o taburete, sino allí, con la impronta que dan las alturas y durante el almuerzo de la romería en la fiesta de san Gervasio, a mediados de junio. Y un poco más adelante, mis tardes favoritas de agosto: el arte del recorte ante un toro bravo de Estenaga, Guembe o Reta, con un marco barroco incomparable como el la plaza y el zaguán de Santa María de Los Arcos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario