La noticia me sorprendió el pasado 20 de septiembre. Andaba yo
muy tranquilo por las redes sociales cuando, de repente, saltó en la
pantalla de la tableta una foto y comentario. Al principio me llamó
la atención la imagen de una antigua radio: una de esas joyas como
la que guardamos en casa celosamente porque fue comprada por el
abuelo hace más de 60 años, con Melburne, Moscú, París y Los
Ángeles marcados en el elegante dial de fondo granate. Después de
ver el receptor, leí el inquietante mensaje de Juan Andrés Pastor:
“Desde lo alto de este despido 26 años de radio os contemplan.
Firmado, un parado más”.
La historia reciente de la radio en Estella tiene el nombre y la
voz de Juan Andrés Pastor. Han sido casi tres décadas emitiendo su
peculiar tono grave, armonioso y seguro. Fueron sus cuerdas vocales
unidas a la profesionalidad del emisor lo que le dio el éxito y el
respeto de la audiencia en esta larga trayectoria. Todavía recuerdo
aquellos inicios en la Cope, en el estudio de la calle Carlos II,
cuando de niños grabamos un teatro navideño. Eran los tiempos de
Javier Izaguirre. Después llegaría Alberto Araiz y otros
profesionales que pasaron por este micrófono. Juan Andrés Pastor se
coló con su magazine en los mediodías de la vida cotidiana de la
cuidad. Noticias, concursos, libros, entrevistas y por supuesto las
retransmisiones deportivas de los éxitos del Itxako. Ahora, un
cambio en las frecuencias de Onda Cero corta todo y nos deja sin el
Matías Prats del Ega o, si lo prefieren, sin el don Goyo del pocico
estellés.
Lo positivo del caso, porque siempre en las peores situaciones y
en los momentos difíciles que nos toca vivir hay algo bueno, es el
torrente de solidaridad, apoyo y ánimo que se ha producido. Ha sido
un despertar, también en la red, de decenas de personas que dicen
que Estella se queda muda, que nos dejan sin voz, que la radio
pierde… Aunque parezca que vivimos en una sociedad pasiva y
adormilada, no es esto lo que refleja la reacción generada desde ese
día.
Permítanme también a mí, desde este micrófono de papel que son
las páginas del diario, darle a Juan Andrés el reconocimiento que
se merece porque no es, como él dice, un parado mas.
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